miércoles, 19 de febrero de 2014

TENGO A MI LADO AL HOMBRE QUE AMO

TENGO A MI LADO AL HOMBRE QUE AMO

Yo, la verdad, he tenido mucha suerte, debo reconocerlo. Les relataré mi historia que parece de novela de TV, pero es real.

Mi nombre es Camila y actualmente tengo 32 años. Cuando yo tenía 5 años mis padres se separaron y para mí fue muy triste, ya que yo era muy apegada a mi padre. cuando yo tenía 12 años, mi mama sostuvo una relación con un hombre y este caballero tenía una hermana, la cual tenía 2 hijos: Gustavo el mayor y Felipe el menor. Cuando conocí a Felipe me enamoré, fue amor a primera vista. Nos gustamos mutuamente, el era mayor que yo por 4 años.

Cuando Felipe termino el cuarto medio y ya había dado la prueba para entrar a la universidad, el quedo en medicina en la Universidad de Chile, en Santiago. Antes de irse me pidió pololeo, yo le dije que no por dos razones: la primera por que íbamos a estar en distintas ciudades y segundo porque no creo en el amor a distancia.

Él se fue y yo pase a primero medio, y al tiempo me entero que él estaba pololeando con una niña que tenía su misma edad, pero que también estaba en mi misma ciudad. Ni les cuento lo mal que me sentía. Pero soy muy orgullosa, como mi mama estaba pololeando con su tío, igual lo veía en reuniones familiares.

Empezaron a pasar los años y cuando yo iba en tercero medio mi mama término con su pololo y yo nunca más volví a ver a Felipe. Al año siguiente, cuando yo salí de la enseñanza media y celebré mi cumpleaños, mi papa y mi mama volvieron. Sé que es raro, pero así fue. Me matriculé en la universidad de Talca a estudiar ingeniería comercial.

Cuando termine mi carrera, el hermano de mi mamá me regalo un pasaje para irme a Brasil por 15 días ya que había terminado súper bien la universidad y mi tío se sentía súper orgulloso, les conté a mis compañeras y hicimos un grupo de 4 y nos fuimos a pasarla re bien , era un premio después de cinco años de mucho esfuerzo.

Ya en Brasil, el primer día nos fuimos a descansar a la playa y a tomar sol y en la noche nos fuimos a un pub a pasarlo bien. Al día siguiente, me levante temprano con una amiga y nos fuimos a la playa a tomar sol ya que la idea era llegar bien tostadas a Chile. Estando en la playa se nos acerco un niño pequeño como de unos 10 o 12 años y me entrego una rosa blanca, para mí fue bastante extraño pero, la verdad, no le tomamos mucha importancia.

A la hora de almuerzo comiendo las cuatro en el hotel vuelve el mismo niño de la mañana y me vuelve a entregar otra rosa blanca, ahí ya empecé a extrañar y en la tarde después de almuerzo tocan la puerta de mi habitación y al abrir no había nadie, sólo una nota en el suelo junto a otra rosa blanca. Al abrir la nota decía: “estas más bella que nunca, te invito a tomarnos algo en el bar del hotel a las 21:00 hrs.” Me quede helada. ¿Quién podría ser? Les conté a mis amigas y con nuestras ganas de pasarla bien y curiosidad a la vez, me aconsejaron ir. Claro que ellas también estarían ahí cuidándome. Me ayudaron a ponerme linda, recuerdo un vestido corto y blanco ajustadito el cual me quedaba bastante bien.

Al llegar a la cita me di cuenta que era Felipe. Sí, el mismo chico que me había pedido pololeo. Nos dimos un abrazo que duró muchos segundos y estuvimos conversando hasta cerca de las cuatro de la mañana. A todo esto, mis amigas lo saludaron y me dejaron sola con él. Ahí él me contó que había terminado hace poco una relación y que andaba por una convención de doctores en ese país. Quedamos de almorzar al otro día, mis amigas se habían ido a bailar así que cuando llegue a la habitación aun no llegaban y me dormí.

A la mañana siguiente conversamos y les conté todo. Estaban contentas por mí. En la tarde nos juntamos con Felipe a almorzar y a despedirse también, ya que al otro día él se volvía a Chile. Quedamos en seguir en contacto y juntarnos en Chile.

Yo me la pase divino con mis amigas. Conocimos a 2 chicos brasileños que nos hicieron el favor de mostrarnos los lugares más típicos y más entretenidos. Al volver a Chile empecé a trabajar en una empresa en la cual, por ser recién egresada, me pagaban bastante bien. Creo que tuve más suerte que mis otros compañeros. Con Felipe seguimos en contacto por teléfono y por Internet.

Un día, al llegar a casa mis padres y mi hermana salieron a comer y no me invitaron. Debo reconocer que me sentí bastante mal pero pensé que a lo mejor querían hablar con mi hermana.

Como a las 22:00 hrs. me llama una amiga y me invita a un asado en casa de un amigo de ella y como estaba media bajoniada acepté. Pesqué el auto y la pasé a buscar y ella me guió el camino. Llegamos a una casa grande a la salida de la ciudad, pero no se escuchaba nada. Al ingresar, empezamos a caminar y al final en el patio estaba Felipe en una mesa con un ramo de rosas blancas y vino. Mi amiga nos dejó solos y Felipe se me declaro y me pidió pololeo. La verdad, fue muy hermoso. Me sentía en las nubes.

Pololeamos dos años y cuando llevábamos un año de relación decidimos vivir juntos y al año siguiente, o sea a los dos años decidimos casarnos. Llamamos a nuestros padres, los citamos en nuestro departamento a cenar y les contamos la noticia. Fue un matrimonio muy hermoso, junto a todos nuestros seres queridos y de luna de miel nos fuimos a Isla de Pascua. Estuvimos dos semanas de luna de miel, ya que por nuestros trabajos no podíamos tomarnos más tiempo.

Al volver de la luna de miel al mes me empecé a sentir mal, con dolores de cabeza y náuseas. Sospeché que podría ser que estuviera embarazada, así que fui a donde un amigo ginecólogo y le pedí discreción, ya que si era afirmativo quería darle la sorpresa a mi marido y si no era así no quería hacerse ilusiones. Pasaron dos días y me entero que, efectivamente, estaba embarazada, así que un día salí antes del trabajo, llegué al departamento y prepare una cena para mi marido, el cual llego tarde, así que me pilló dormida, pero vio que le tenía un regalo y al abrirlo se dio cuenta que yo estaba embarazada, porque le había comprado una cajita y en la cual había metido un chupete. Me dio un beso y me abrazó. Estaba feliz, así que al otro día llamamos a nuestros padres para contarles la noticia, los cuales también estaban felices. Cuando tenía 8 meses y medio nació Renato, un niño sano y muy bello.

Cuando Renato tenía dos años, yo me empecé a sentir mal. De nuevo náuseas, vómitos, mareos y dolores atroces de cabeza. Entonces fui de nuevo al ginecólogo pensando que de nuevo estaba embarazada y el médico me dijo que no lo estaba, y entonces fui a un médico general el cual me mando a hacerme varios exámenes y me encontraron un tumor en la cabeza. Cuando le mostré los exámenes a Felipe y le conté se molesto, porque me dijo que él debería de haberme acompañado o bien haberme hecho él los exámenes. Me los volvió a hacer y salieron que efectivamente tenía un tumor. Programamos con unos compañeros de Felipe la operación y al mes de saber la mala noticia me operaron. La operación debía durar 5 horas pero se extendió por 8 horas, mi marido estaba muy preocupado y a cada rato preguntaba a sus colegas por mí. Al término de la operación, sus colegas le dijeron que la operación había salido bien, pero que tenían que ver los resultados cuando me despertara y obvio con el transcurso del tiempo.

Gracias a Dios salió todo bien, y al año siguiente quede embarazada. Yo estaba feliz, pero cuando llegue a la oficina de mi marido para darle la noticia, lo pille besándose con la secretaria. Como no había hecho ruido y Felipe no me vio, salí despacio y me fui directo a mi casa, llorando por sentirme engañada. Fui a buscar a Renato y le pedí a la nana que me hiciera una maleta con ropa para mí y para mi hijo. Ella no entendía nada, sólo me obedeció. me fui a casa de una amiga, que a todo esto es la madrina de Renato y le conté lo que había pasado. Ella me dejo quedarme en su casa, y yo le dije que necesitaba ir a la farmacia por unos medicamentos que el doctor me había dado y en camino a la farmacia me chocan el auto. Me llevaron al hospital y cuando desperté estaba Felipe a mi lado. Lloramos juntos y me contó que él había despedido a su secretaria porque le había confesado su amor hacia él y le había dado el beso y que yo había solo visto el beso, y me juro que él no tenía nada con ella.

Con Felipe seguimos juntos y al tiempo nació Josefa, igual a su padre. Hoy en día mis niños están más grandes y, si bien he pasado por muchas cosas tanto buenas y malas, tengo al lado mío al hombre que amo y que me ama y gracias a dios formamos una hermosa familia. Y con Felipe estamos en campaña para tener otro bebé, ya que queremos una familia grande. Espero Dios nos bendiga con unos dos bebés mas.

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