HAY AMORES QUE DEJAN HUELLA
Las luces, la música, la gente, todo giraba a mi alrededor hasta que le vi, hasta que su mirada se cruzó con la mía, en aquel momento lo supe, y todo a mi alrededor dejó de existir, solo estábamos él y yo.
Cada fin de semana quedábamos en la misma discoteca, cada fin de semana me perdía en la intensidad de su mirada pero por unas cosas o por otras, ninguno de los dos nos lanzamos. El día que le abrí mi corazón, que me decidí a decirle lo que sentía, me partió en dos confesándome que había conocido a otra.
Su mejor amigo fue mi mayor consuelo, mi paño de lagrimas, el encargado de robarme las sonrisa que ya no tenía, yo sabía que le gustaba pero yo no podía dejar de pensar en él… aun así… poco a poco me fue ganando, me fue conquistando. Terminé saliendo con el mejor amigo del chico del que estaba, estoy y estaré toda la vida enamorada.
Como amigo, era el mejor del mundo, pero como pareja discutíamos todos los días. Él estaba celoso pensando en que yo seguía enamorada de “él”. No se confundía, pero eso era algo que él ya sabía, nunca se lo oculté y sabe dios lo que me dolía quedar en parejas y tener que aguantar como besaba a otra, como aquella chica robaba esos besos que debían ser míos.
A los tres meses rompimos y decidí no mantener contacto con ninguno de los dos. Sacarlos de mi vida, olvidar a mi ex y al chico del que seguía profundamente enamorada.
En ocho años la vida te lleva por muchos caminos. Yo conocí a mas chicos, tienes mas desengaños, aprendes de las caídas, pero jamás logre olvidarle, cada noche seguía pensando en su mirada. Una mirada que busqué y que no volví a encontrar frente a frente. Comencé a salir con un chico, y poco a poco consiguió que mis recuerdos se quedasen guardados en un baúl.
Con nuestros mas y nuestros menos, típicas peleas de pareja, nuestra relación se fue forjando. mi familia le adoraba y la suya me quería como una hija. Creía que realmente le había olvidado, estaba segura, casi convencida.
Pero una vez que estas en lo mas alto, comienzas a descender, así como nuestra relación se fue estancando más y más. La rutina hizo mella en nuestra relación y gracias a una red social volví a encontrarle, volví a hablar con el, del presente, del futuro, y del pasado… de un pasado que ninguno de los dos logró olvidar nunca, de un pasado que poco a poco se fue convirtiendo en un presente.
Los sentimientos salieron de ese baúl. Decidimos quedar, como amigos, para vernos, para tomar algo, pero aquella mirada me volvió a cautivar, volví a sentirme como cuando tenía 16 años. Me di cuenta de que nunca le había le había olvidado y, allí, en su casa, ocho años después, por fin, llego aquel beso que tanto había ansiado. Y, de repente, todo se paró. Sólo estábamos el y yo. No había nada mas, no había nadie mas, nos miramos, nos besamos, nos amamos…
Pero la realidad es cruel y yo tenía novio. Aunque mi relación estaba rota, me sentí sucia por lo que había hecho, por haber traicionado a mi novio. Pero decidí que quería intentarlo y nuevamente, por unas cosas u otras, el destino te vuelve a llevar por caminos que no tenías en mente. A el le salió trabajo en otra ciudad y se fue. Yo volví a enderezar mi relación, volví a arrancarme aquellos sentimientos para volverlos a esconder dentro de ese baúl. No podía dejarle, porque en el fondo le quiero y porque aunque esté enamorada de otro, no sé, y nunca llegaré a saber si realmente es un sentimiento mutuo o solo existe por mi parte, tal vez donde yo sentí un “te quiero”, realmente solo existió un “quiero pasar un buen rato contigo”.
Una vez me contaron que el secreto mejor guardado es aquel que no se comparte con nadie. Yo guardé mi secreto bajo llave durante 3 años, pero el no, se lo contó a su mejor amigo. Hace poco, hablando con mi amigo, me confesó que lo sabía todo.
Lo que no sabe, es que hemos vuelto a hablar, que ahora que vuelve a vivir aquí y aunque el también tiene a su novia de toda la vida, ambos seguimos teniendo un sentimiento, que por mas que lo queramos encerrar en un baúl, el siempre lucha por salir.
No he podido olvidar la noche que fui suya, ni creo que pueda olvidarla nunca.
Podemos hablar por Internet como amigos, pero creo que jamás podremos ser amigos, porque sé que -por mucho que los dos queremos a nuestras parejas- el día que nuestras miradas se vuelvan a cruzar, ese día, todo dejará de existir y volveremos a estar solos, el y yo.
Porque hay miradas, hay momentos, hay amores que dejan huella.
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